Los militantes sindicales, sociales y políticos con vocación para construir la fuerza popular organizada que sustente en la Ciudad al proyecto nacional que encabezan los compañeros Néstor Kirchner y Cristina Fernández, convocamos a los porteños a sumarse a La Tendencia Nacional y Popular, un espacio político para nutrir desde el compromiso y la acción el desarrollo del Encuentro Popular para la Victoria. Interpelando a todos los sectores con amplitud y generosidad, afrontamos el desafío de consolidar la transformación que se inició en nuestro país el 25 de mayo del 2003.

12 noviembre 2010

01 noviembre 2010

Carta desde el corazón



Hoy me levanté con una sensación extraña, como si algo me faltara. Con una mezcla de mucha tristeza y un gran consuelo. Porque hoy nace un mito, el primer y único mito en mis tiempos: nací en 1980 y crecí al calor de las políticas de los 80 y 90, he visto cómo esas políticas destruían mi país, cómo se destruían las conquista de Perón para los trabajadores con la flexibilización laboral, la educación pública y las escuela técnicas y oficios condenando a millones de jóvenes a la dependencia de planes sociales y, por consecuencia, a la pobreza total.

Esas políticas hicieron que millones de personas, en su mayoría jóvenes, descreyeran totalmente de la política. Yo, como muchos jóvenes de este país, crecí con el sálvese quien pueda, la pobreza, la falta de oportunidades, el “para qué estudiar si no hay trabajo”, el "¿no ves los viejos que laburaron toda su vida y hoy no tienen qué comer?”, el “no te metás”, “algo habrán hecho”, “todos los políticos son iguales, una mierda” y el “QUE SE VAYAN TODOS”. Toda una generación de despreocupación total por el otro, por el país. Me críe en una villa de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires, conocí y viví entre la droga y la delincuencia, mi papá delincuente y, desde que tengo uso de razón, preso con pequeños lapsos de libertad. A raíz de la vida que llevaba siempre terminaba preso. ¿Y qué podía salir yo, con el país que me tenía y el contexto en el que me criaba? Otro delincuente, marginal, lleno de odio e impotencia por la suerte que me tocó. Porque yo no elegí ser lo que fui y la vida que me tocó me fue llevando. Algunos podrán decir podía haber hecho otra cosa pero, cuando no tenés esperanza, todo parece inútil. Cuando das la dirección de donde vivís y te niegan la posibilidad de trabajar o, aún peor, de estudiar en un colegio que es de todos; cuando todo lo que ves es miseria; cuando ves que la sociedad cada vez es mas injusta y desigual y los representantes de esa sociedad son más de lo mismo, los caminos y las ganas se te acortan.

Un poco por resentimiento y otro poco porque la vida me fue llevando, elegí la delincuencia y las drogas. Durante muchos años, todo me dio igual: vivir, morir, lastimar, robar. Si total, era lo mismo aquel que afana o el que labura como un gil.
Así, terminé en 2003 en la cárcel de La Plata, más precisamente en el penal Número 9, por un hecho delictivo en el que me dieron cuatro tiros. Estaba jugado. En ese mismo año asumía el señor Néstor Kirchner como presidente. Para mí, uno más.

Y comenzó a transcurrir su gobierno. Mi mamá, por primera vez, recibió la pensión por ser madre de siete hijos. Empecé a ver, por primera vez, un presidente que tenía rebeldía. Me llamaba la atención lo claro que le hablaba a la gente y me llegaban las noticias de que en mi barrio, “Ciudad Oculta”, a través de la fundación Madres de Plaza de Mayo, el Gobierno Nacional construía, por primera vez en la historia del barrio, departamentos. Se los entregaba a la gente sin pedirles nada a cambio y generando cientos de puestos de trabajo. Mi barrio, tan olvidado por tanto tiempo, estaba viviendo momentos hermosos, y eso me hizo recordar cuando mi abuelo me contaba, llorando, de los tiempos de Perón y cuando con Eva le dieron su primer departamento. Sentí que algo estaba pasando y me dieron ganas de estudiar. Terminé la secundaria en la cárcel, mientras seguía observando por los medios y lo que mi familia me contaba lo que pasaba en el país. Lo que más me llamaba la atención de Néstor era su rebeldía: me sentía identificado en esa rebeldía ante los grupos de poder, los Estados Unidos, los medios. Me gustaba que no se arrodillara como otros presidentes, la sinceridad con la que hablaba y el hecho de que lo que decía era lo que hacía.

Quizás, yo en particular, por haber estado preso, lo noté más. Pero cuando a fines del 2008 recuperé mi libertad, me encontré con otro país: yo fui preso con un país devastado por tantos años de conducción corrupta, que venia del infierno del 2001, y recuperé mi libertad con un país que estaba de pie.

Así comencé a militar con mis amigos, Mope y Chan. La situación me obligaba. Pude entender el momento histórico que vivimos, que la política tiene un gran valor. Sentí esperanza de que se pudiera hacer algo distinto. Por primera vez, tuve orgullo de ser argentino.

Por eso, hoy siento una mezcla de sentimientos. Se fue el hombre que hizo posible que recuperara la fe, la dignidad y el orgullo de ser argentino, pero nace un mito, el único mito de mis tiempos. Siento que soy parte de la historia, que cuando pasen los años voy a poder contarles a mis nietos que yo conocí, milité y fui parte de un hermoso tiempo de cambio y reivindicaciones. Néstor condujo y construyó este proyecto. Me quedan los ideales que me supieron inculcar, la tremenda responsabilidad de continuar con su legado, construyendo organización popular, inculcando a otros los mismos ideales, transmitiendo la esperanza y la fe que me transmitieron y, sobre todas las cosas, la convicción clara de que este es el proyecto más peronista. Nadie construyó más viviendas y hospitales, ni reivindicó las conquistas sociales del peronismo como este proyecto. Ninguno aumentó a los jubilados y ni se acordó de los millones de viejos que no tenían aportes, ni se atrevieron a la estatización de las AFJP, las paritarias, la unidad de Latinoamérica, la Ley de Medios y muchas cosas que, si me pusiera a enumerar, no me alcanzarían las hojas. Escribo esta carta por que necesitaba desahogarme. Yo, que viví en el infierno de la delincuencia y las drogas, sé de perder seres queridos: mi papá y mis mejores amigos están muertos, pero lo de Néstor me superó. Estoy triste y quiero decirle al que quiera escuchar que, cuando Kirchner asumió, yo estaba preso por robo. Hoy tengo trabajo, soy militante de este proyecto Nacional y Popular, y cuento con una familia hermosa con tres hijos, proyecto de vida, solidaridad, orgullo, dignidad, ideales y, sobre todas las cosas, rebeldía contra toda injusticia. Si esto no es inclusión y lucha contra la delincuencia, ¿puede alguien decirme qué es? Todo esto se lo debo e Dios y a este proyecto. O sea, a Néstor Carlos Kirchner.

Por mi vida, por mi familia, por mi trabajo, por mis convicciones y por el país que me dejas, ETERNAMENTE GRACIAS, NESTOR KIRCHNER

Alejandro "PITU" Salvatierra
Militante de La Tendencia Nacional y Popular

Acá está la respuesta de la Tendencia a la operación de prensa de los diarios Clarín y Perfíl.

Néstor vive en el pueblo

Recién llego de la plaza. Me duele mi maldito tobillo con su interminable esguince crónico. Me duelen los pies por las horas de ayer y también las de hoy. También la espalda por cargar un equipo de mate de aquí para allá. Pero eso es secundario ahora. Es un dolor tan banal hoy. Porque te juro que me duele mucho más el alma. Muerdo mi labio para contener el llanto. Me duele, amigo, me duele la ida del único presidente que consiguió mi simpatía. El único hombre que a base de convicciones y de hechos, me llevó a acompañar un proyecto de país que encabeza hoy Cristina. Me duele hermano, cómo no llorar. Me detengo, paro, respiro, intento que desaparezca ese nudo en la garganta pero las ganas de romper en llanto siempre vuelven. Atónito miro a Cristina como soporta estoica frente al féretro. Ella consuela a los que la saludan. Ella consuela a un país. ¿Y Yo? ¿Soy digno de quebrarme ante la imagen de mi presidenta? ¿Yo, que solo soy un pequeño ladrillo de este proyecto? Paro, me insulto, me reniego a quebrarme pero es inevitable. Néstor nos hizo volver a creer. Logró que recuperemos la alegría, la esperanza y la fe. Y bien sabemos vos y yo que la fe es capaz de lograr lo que uno se proponga. Por primera vez los jóvenes nos volcamos a la política, volvemos a creer que la política es la mejor y única herramienta que permite transformar la realidad.

Creíamos en un proyecto. Veíamos a esos políticos entre nosotros. Nos veíamos juntos en las marchas no para reclamar, sino para sostener derechos. Para bancar los cambios positivos que este gobierno logró. A estas cosas nos llevaron las ideas, los hechos concretos, las conquistas de este gobierno que seguiremos defendiendo.

Pero todo lo logrado hasta aquí, hoy no importa. Es insignificante. Hay dolor, amigo, verdadero dolor. Si vieras las caras en esa plaza de Mayo, Dios. Vi el dolor. Era un gran velorio. Éramos todos iguales. Lloraban todos. Nos sosteníamos uno al otro. El silencio se apoderaba de la plaza hasta que ésta irrumpía en aplausos espontáneos. ¿Sabés qué? Todos estaban tristes, todos sufrían, todos lloraban, pero Cristina no. Ella seguía erguida frente a los restos de Néstor. Sabe, en el fondo, que tiene que sostener a un pueblo que hoy está destrozado. Cristina no se muestra endeble porque no lo es. El solo hecho de imaginarla en su cuarto, sola, abrazada a sus hijos, o en el avión, rompiendo en llanto, me llena de angustia y dolor. Hoy Cristina nos abrazó a todos, en nombre de Néstor. Qué decirte hermano más allá de la tristeza que nos hunde. Qué decirte Néstor mas que palabras de agradecimiento. Qué decirte a vos Cristina. Qué decirte en este momento. Solo quiero que sepas que éste militante está para sostenerte y acompañarte. Que no estás sola. Que hay millones de argentinos que marchan silenciosamente detrás de este proyecto bien catalogado Nacional y Popular.

Tristeza, dolor y firmeza ensamblan este día. Entereza, coraje y orgullo, definen hoy a Cristina. Honor, memoria y bronce le espera a Néstor Kirchner. Que seguramente, para no perder la costumbre, debe estar armando flor de quilombo allá en cielo, poniéndolo nervioso al Barba y discutiendo con Evita, el Che y tantos otros en cómo profundizar el modelo.

Ya no somos pequeños revoltosos con ideas. No. Ahora somos un grupo detrás de una idea y a eso, a eso ya nadie lo puede parar.